Primero fue echar abajo el techo
para construir nuestro suelo al sol.
Ahí, con toda la casa descapotable
miramos el cielo: dijimos que era nuestro.
Después distribuimos: la escalera aquí,
allí la habitación de los niños,
pon en un rincón la confianza,
en otro el cariño, como pelusa,
que siempre hace falta.
Más allá, que levanten los albañiles
un tabique, por prudencia,
otro por un santo, aquel por necesidad.
Faltaron enchufes, como la misma vida
-pasa con autónomos en familia.
Y dijiste: tiren tuberías allí y acá,
como fuegos artificiales,
porque nuestra forma de ser
necesita de darros que sonrían,
qué le vamos a hacer.
Pero en esta pared, pared, pared
poned un sueño dibujado,
sin luz de gas,
porque somos somos en toda la casa.
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