Me salto los horarios, amigos míos,
hijos míos, tú,
que os levantáis a las ocho
todas las mañanas.
Y esa gota de sangre de pato en el calendario.
Rara, sí, pero gota en un sueño
de otro sueño.
Porque nadie dijo que sí y todos hacemos que vale.
Como las grandes cosas del mundo: la Empresa,
la Administración, la Explotación,
la Prensa, el Desayuno, la Oficina,
el Hospital, el Ejército, la Necesidad,
los sueños partidos a mitad de la mañana.
A las ocho duermen los camareros
y a las ocho despiertan los funcionarios.
Unos sirven malagua con hielo
y otros devoluciones de IRPF.
Ponedme a escoger.
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