lunes, 14 de mayo de 2012

lunes, 7 de mayo de 2012

LA VOZ DORMIDA

Veo la "La voz dormida" -me perdone, esté donde esté, Dulce Chacón por no leer el libro, pero le agradezco a Benito Zambrano, mucho,  la película-, y no siento rabia siquiera. Siento la gran vergüenza de haber nacido en un país donde pasó eso, donde los juicios eran un chiste malo de coñá malo, donde la rabia se guardaba en todos los bandos, donde terminó una guerra y no hubo ni pizca de caridad cristiana entre los cristianos -siquiera, los buenos cristianos, que un día dirán de una vez-, y donde más de medio siglo después no hay valor para reconocer que aquí hubo una selectiva eliminación de personas tras la victoria del año 39.

Se cierra la película con unas acertadas palabras de Antonio Machado: Para los estrategas, para los políticos, para los historiadores, todo está claro: hemos perdido la guerra. Pero humanamente, no estoy seguro... Quizá hemos ganado.

Y pasarán los años, pero hasta que no exista la asunción y responsabilidad por parte del Estado Español, -del que todos formamos parte-, de que eso pasó y nos dejemos de paños calientes, la cicatriz no aparece: mi abuelo pudo estar en un batallón de fusilamiento de 1941 y no se ha pedido perdón. Por si acaso, pido perdón. Háganlo. Al fin.

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