Presentación a la lectura de Ramón repiso el 11 de febrero de 2013 en el ciclo Brillos en la azotea, de la Asociación del Diente de Oro.
El
mejor efecto de mezclar amistad y poesía es vivir algunos días al año en un
binomio que tan bien congenia como lo hacen las palomitas y el cine, o el café
y la leche. Son esas uniones de conceptos que nos evocan matrimonios inmediatos:
sucedía también con el cubalibre y el tabaco, hasta que recientes leyes impiden
fumar dentro de los locales y otras, beber fuera de ellos. Nos quedan las
terrazas y las azoteas.
La
unidad básica de información cultural, según algunos antropólogos, se llama
Meme. El meme es una suerte de metáfora del gen. Si el gen es aquello que
contiene la información fundamental biológica, la que se transmite de organismo
a organismo, la que supera en la práctica todos los límites del tiempo –el gen
es diestramente inmortal, el organismo no-, el meme es el correspondiente en la
cultura. Y los memes, como los genes, se transmiten de uno a otro individuo, y
como son cultura, no precisan de trato carnal. Alguien se despierta silbando
una canción, el vecino la escucha en el ascensor, y la toma y la silba para
pasársela a su compañero de trabajo. El meme-canción, pongamos por caso “Así es
mi Granada” de Paquito Rodríguez, se pasea por la ciudad de boca en boca, de
silbido en silbido, y a saber dónde termina el día. Como el gen, el meme es un
replicador, pero no se transmite solo de manera vertical, de progenitor a retoño,
sino también de manera horizontal, de una persona a otra.
Hay
memes que combinan entre sí creando un conjunto perdurable de memes que
cualquier ser humano relaciona de manera inmediata en el ámbito de su cultura.
Así sucede con las palomitas y el cine. Es más, las palomitas y el cine se
refuerzan combinados con el sábado tarde y la lluvia. O, como es el caso, con
la poesía y la amistad, reforzada con el ron y la madrugada. Creo que me
entienden. No suele soportar este planteamiento la más endeble de las
acometidas científicas, pero por ahora, nos vale, ya que cada cuál puede vivir su
propia memética, más o menos fecunda, su propia relación entre esas unidades primordiales
de transmisión cultural.
Como
cualquier gen, los memes precisan de longevidad, fecundidad y fidelidad
en la réplica. Por eso el meme que
flota en el aire precisa de la memoria, ser leal a la copia. No es un juego de
palabras. Meme no procede solo de Mimética, sino también de Memoria. Ramón
Repiso es un gran coleccionador de memes. Es el disco duro de la memética
poética de Granada. No hay canción, poema, cuaderna vía, larga retahíla o corto soneto que no resida en algún
lugar del enorme almacén de memes que Ramón atesora en su red neuronal: ese
gran archivo que ordena, revisa, limpia y al que da esplendor. Le he oído
recitar con la misma exactitud una fábula de Gabriel Bocángel, un poema de Joan
Margarit, el cuplé de una chirigota, una canción de Joaquín Sabina o un romance
de Tony Leblanc. Y lo hace de manera tan natural y propia que en alguna ocasión
recitó una estrofa mía y pregunté de quién eran los versos…
Aunque
junto a la virtud de la memoria, reside también la mimética: Ramón puede
recitar por Alberti, ser entrevistado como Paco Ayala, opinar como Enrique
Morente o cantar como Loquillo. Eso sí, en la intimidad. Su memética es
prodigiosa, como lo es su memoria y surge en el momento más inesperado. Valga
un ejemplo: en una de aquellas noches de poesía, amistad y farra terminamos con
el Maestro Morente en un garito poco recomendable para mentes despejadas y
bastante proclive a espíritus ebrios. Ramón subió a la primera planta, donde
estaban los servicios y tardaba demasiado en bajar. Enrique y yo subimos la escalera
buscando a Ramonsiyo, que podía
haberse quedado dormido o enredado con objetos maléficos, tales como cadenillas
de cisterna o pestillos rebeldes. Pero no, en aquel lugar de música estridente,
Ramón Repiso estaba sentado en una silla y declamaba versos del Conde de
Villamediana –por ejemplo, pues mi estado de aquel momento no me permite
recordar con exactitud- y un grupo de jóvenes con rastas y cigarrillos de la
risa entre las manos, se apilaban a sus pies, sentados, oyendo embelesados en
un silencio fuera de lugar. Eso es hacer poesía. Lo demás es tontería.
La
poesía y la amistad, decía, forman un binomio de memes infalible. Para algunos.
Creo que es nuestro caso. La coincidencia en ambos nos llevó a frecuentar
largas noches con Javier Egea, madrugadas como la narrada con don Enrique y
días enteros con Mariano Maresca. Todos ellos maestros, pues son al fin y al
cabo generadores de memes, sea en epigramas, soleares o sentencias. De todos
ellos aprendimos y seguimos aprendiendo, mimetizando y memorizando. Para
extender memes por todos lados, en un café, en la conversación del autobús, en
el muro de facebook o cuando nos dé la del alba.
Pero
llega el momento en que el meme evoluciona y de un meme sale otro, sea por
mutación, adaptación o innovación. Y la poesía de Ramón alcanza su madurez
convirtiéndose en generatriz de memes futuros. Siempre tuve el convencimiento
de que Ramón Repiso era la esperanza blanca de la poesía granadina. Ahora es
una realidad, con algo menos de blancura, pero mucha más claridad. Siempre me
ha sorprendido la constancia de Ramón en la elaboración de un poema. De
nuestros maestros en poesía aprendimos que la depuración del verso es un
ejercicio saludable. Que eliminar y tachar no es amputar, sino podar para que
el mundo progrese. Pero Ramón, lo lleva a un proceso extremo, que brilla en
cada composición. Escribe pocos versos, pero contundentes. Pero no solo
desbroza, sino que condena buenos poemas en pos de conseguir el poema mejor.
Cuando te lo da a leer aprecias cómo ha crecido el verso, pues aquel que viste
hace tiempo, quizá ubicado en otra estrofa, ahora está mudado en mejor, más
espigado, más certero y más fuerte. Como quien ve crecer a los hijos de los
demás, y al poco tiempo te encuentras diciendo: “qué grande estás”, así ocurre
con los versos y poemas de Ramón. Son pocos, son elegidos, pero siempre están
más sensatos y más crecidos. La exégesis de su obra –aun escasa por tan medida
y exigente- sería un ejercicio agotador. Seguro.
Queda
entonces disfrutar de los versos que hoy nos ofrezca, que ayer fueron de otra
manera, que hoy los considera lo bastante alimentados, que posiblemente mañana
se nos presenten bajo otro nombre y otra métrica. Pero siempre más aventajados,
más acordes con la decencia del poeta, preparados ya para entrar en la
Biblioteca de los Memes que la Poesía prepara para el futuro.
alfonso salazar, febrero 2013
Hola disculpa que te pongas este pedido aqui es que no sabia como comunicarme contigo, hace unos años pusiste un poema en audio de nizar kabbani "yo juro que no existe una mujer" de libano, o bueno yo lo encontre en este blog que se relacionaba con el caldero humano o algo así. el motivo por el cual te escrito es si serias tan amable de facilitarme ese poema en audio por favor. lo necesito para una buena causa. gracias de ante mano y disculpa la molestia.
ResponderEliminarWilmer, escríbeme un privado a alfonso(arroba)olvidos.es
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