LEER El capital
Hipócrita
lector, hermano, camarada,
hoy me
atrevo a contar tus años y los míos:
mira tanta
ceniza
como una
herencia gris entre las manos,
mira sangre
o asombro tu corazón y el mío tiritando
sobre el
extraño hedor de las palabras muertas.
Aventada la
vida –sus pavesas–,
es urgente
romper hacia otro norte
aun llevando
en los pasos
la certeza
diaria de la muerte.
Hoy es
preciso un alto en la derrota.
¿Acaso en tu
costado no latía,
no era la
misma cicatriz en todos?
¿Por qué la
soledad, cómo la muerte,
sino
muérdago en flor de tanto expolio?
Hoy parece
imposible aquella historia,
imposible y
brutal tanto mar a lo lejos,
rosetta de
los muros descifrados,
los raíles
brillantes bajo el puente y miguel,
la ciudad
adentrada en el estrago
y yo desnudo
aquí y en público sangrando
como si
nunca nada me hubiera sucedido.
Hoy
sólo sé que existo y amanece.
Javier Egea (Coda, en Troppo Mare)
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