El siguiente texto es un extracto del capítulo IV de la
segunda parte de “La Forja”, el primer tomo de La forja de un rebelde, escrito
por Arturo Barea en 1951, donde el protagonista charla hacia 1915 con un compañero
de trabajo sobre los meritorios. El “Sistema Becario” que se ha impuesto en
nuestro país, parece que tuvo su prehistoria.
- Hay en Madrid veinte bancos; a cincuenta meritorios cada
uno son un millar. En España habrá un promedio de doscientos bancos con veinte
meritorios cada uno, son cuatro mil chicos; hay millares de casas de comercio
que tienen meritorios sin sueldo; así que hay millares de chicos que trabajan,
no ganan nada y además quitan de trabajar a los hombres.
- Pero, Pla .le digo yo-, es el aprendizaje.
- ¿Es aprendizaje? Es la explotación sistemática del chico.
Está muy bien estudiada. Cuando lleves aquí siete u ocho meses, un día te
pondrán en la calle; si entonces vas a otro banco y cuentas que has estado aquí
ocho meses y te han despedido, no te admiten. Si te callas, tienes que estar
otro año de meritorio, para correr el riesgo de que te despidan a los ocho
meses. Y te encuentras en la misma situación. Si buscas un trabajo en una
oficina particular, te dirán que aquel negocio no es un negocio de banco y que
si quieres puedes entrar de meritorio, para que aprendas sus particularidades.
La única posibilidad de romper este círculo vicioso es aprovechar ahora y pedir
trabajo mientras estás trabajando en el banco. Así es más fácil encontrar una
casa que te dé cinco o seis duros de sueldo al mes.
- Pero yo quiero ser empleado de banco.
- Bueno. Pues entonces prepárate a tener paciencia.
(La forja de un rebelde. Arturo Barea, 1951)
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