No sé si se lleva en la sangre, o hay improntas que se maman desde chavea, pero lo que está claro es que Lucas Alcaraz es el digno heredero de una tradición futbolística granadina que hunde sus raíces en la mitad de aquella prodigiosa defensa de los años cuarenta, ese binomio de Pepe Millán y José Manuel González, su abuelo, que consiguió el primer ascenso del Granada CF a Primera División. La semilla de González la prosiguió su hijo, también defensa del Granada. Pero fue el abuelo quien legó la afición a nuestro invitado y quien a buen seguro, estaría bien orgulloso de que la leyenda de los González siga vinculada al Granada CF.
Muy joven le cayó aquel compromiso de dirigir al club un octubre del año 95, cuando aún no había cumplido los treinta y consiguió la participación en liguilla de ascenso para salir del infierno de la Segunda B, la segunda de los cuatro intentos fallidos que hubo, antes de que los cimientos del Granada CF temblaran. A partir de entonces hizo vida fuera de Granada, recorriendo diversos banquillos, haciendo historia con el club decano de España, y siendo durante mucho tiempo la escasísima muestra de ADN granadino y malafollá en eso que se llama la Mejor Liga del Mundo.
Ahora ha vuelto de una aventura griega, contraviniendo esa norma que está obligando a emigrar, y vuelve a su club de toda la vida con el bagaje del conocimiento y aquella promesa de entrenador de hace dieciocho años hecha una realidad. Lo hace para dirigir el puente de mando de un proyecto que seguro constituye un sueño hecho realidad: estar en casa y en Primera. Ojalá ese sueño sigamos viviéndolo mucho tiempo, hasta que la espada del fútbol caiga y tengamos que despertar, pellizcándonos.
Lo imagino en un avión que ha partido del aeropuerto de Salónica, Grecia, no hace tantos días, tarareando el “vuelvo a Granada, vuelvo a mi hogar” de Miguel Ríos, cuando se vislumbra la corona blanca de Sierra Nevada. Consciente, desde luego, de que vuelve a la tierra más hermosa, y más difícil de la tierra, donde los poetas y los profetas tienen un camino con más espinas que rosas ante sí.
Y recuerdo aquella anécdota apócrifa, cuando le pregunta un comentarista radiofónico nacional, siendo Lucas el entrenador más joven de las categorías profesionales españolas: “¿Cuál es tu equipo grande favorito, Lucas?”. “El Granada”, contestó. Pero el periodista insistía en que eligiese un grande, un Madrid, un Barcelona. A lo que aquel muchacho contestó “El Granada es y será un grande, esté en la división que esté”. Palabra de granaíno.
(Alfonso Salazar: presentación en Cadena COPE, marzo 2013)
Lucas es sobrino del marido de mi fallecida hermana mayor, José Manuel González López, que ascendió al Granada eliminando al Málaga y esa misma noche fue fichado por el Zaragoza, donde fue titular diez años seguidos. Lucas era un íntimo colega de su abuelo González y muy colega de su tío Manolo (José Manuel), mi cuñado. La anécdota podrá ser apócrifa, pero es certera. Su salida de aquel Granada, la elegancia que tuvo, ya hablaba de su vuelta. Ojalá tenga buen resultado. Se lo merecería. Y gracias, por la parte que me toca, del talante de tu artículo. Un abrazo gigante.
ResponderEliminarGracias, Eladio.
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