Para Ana L. Munain
La alegría es la ceniza
que cae a tierra
y florece, asciende, se siembra
por las ramas del nogal.
Aquella noche del 94
fuimos tres en la barra
de una taberna escondida.
Rumor de canciones negras en el viento,
trazos de réquiem.
Columnas neoclásicas nos adentran
en vino de ribera y jamón.
De los tres queda uno,
-hasta el día de hoy.
El primero muerto de escopeta,
ella reposa bajo el nogal.
Y ahora cielo azul de marzo,
sur, norte, sur de aceite
y pan. Cielo más cielo
con esa luz de témpera
que tu norte no acierta
a clavar en su agenda.
Bajo el cielo azul de marzo
se alzan las ramas victoriosas
a un paso de la muerte metálica,
rumores de la circunvalación,
un ciprés de la casa de un poeta
es el símbolo perdido
de un viaje a Estados Unidos.
Nueva York, Chicago,
no se sabe, el amor
aparece en las cartas con sellos
liquidados, vencidos, matados
por dejar salir en bocanada
en marzo se va mi marido, vente conmigo.
No sabrá el amor americano
que un día antes del morado
las manos dejarán caer
tu ceniza bajo el nogal.
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