sábado, 30 de octubre de 2010
miércoles, 20 de octubre de 2010
domingo, 17 de octubre de 2010
CIEN AÑOS DE LA CNT. LECTURA EN MANZANARES

17 Octubre 2010
18:00 horas
Jornada de homenaje a Juan Caba, Vicente Sánchez y Antonio Pedrazo
(anarquistas históricos regionales)
Casa de la Monstrua C/. Manifiesto 8
Jornada de homenaje a Juan Caba, Vicente Sánchez y Antonio Pedrazo
(anarquistas históricos regionales)
Casa de la Monstrua C/. Manifiesto 8
Manzanares Ciudad Real
UNO ENTRE CIEN
(CIEN AÑOS DE LA CNT 1910-2010)
Y muchas gracias a la Monstrua Internacional de Arte Oblicuo.
sábado, 16 de octubre de 2010
CIEN AÑOS DE LA CNT. LECTURA EN ALCOI

16 DE OCTUBRE 2010
19:00 h
CNT-AIT
ALCOI (ALICANTE)
C/ VICENTE FERRER, 18
UNO ENTRE CIEN
CIEN AÑOS DE LA CNT
Y UN HOMENAJE A JOSÉ LUIS GARCÍA RÚA
martes, 12 de octubre de 2010
LA MCDONALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
"Es evidente que el restaurante de comida rápida no creó la idea de hacer trabajar al cliente, de convertirlo en un empleado sin sueldo; pero sí que adoptó esta novedad. Existen muchos otros ejemplos del proceso de imposición de tareas al consumidor.
La tienda de comestibles de otros tiempos, en las que el dependiente entregaba los artículos, ha sido sustituida por el supermercado, en el que el cliente puede dedicar varias horas a la semana a “trabajar” como dependiente de una tienda de ultramarinos buscando artículos deseados (y no deseados), dando interminables paseos por pasillos no menos interminables. Después de haber obtenido los productos, el propio cliente pesa a continuación los alimentos en las básculas correspondientes y, en algunos casos, incluso los empaqueta. Todo este proceso es absolutamente eficiente desde el punto vista del supermercado, pero a todas luces ineficaz desde la perspectiva del cliente.
Prácticamente han quedado eliminados los empleados de las gasolineras que llenaban los depósitos de los automóviles, comprobaban el aceite y limpiaban las ventanillas; ahora hacemos unos minutos a la semana de dependientes sin sueldo. Además, en lugar de tener un empleado dedicado a cobrarnos, debemos entrar en la gasolinera, o ir hasta una cabina, para pagar el combustible que hemos puesto. Incluso, en numerosas estaciones de servicio tenemos que pagar antes, regresar para llenar nuestro depósito y, si no hemos puesto tanta gasolina como creíamos necesitar, tenemos que volver a la oficina para conseguir el cambio. En el último “avance” de este sector los clientes introducen la tarjeta de crédito y llenan su depósito; la factura automáticamente se carga en cuenta por la cantidad correcta (o eso se espera), y, todo ello, sin haber tenido contacto alguno con ningún empleado de la estación de servicio.
Las entidades bancarias han sido las pioneras en introducir la última novedad con la llegada del cajero automático, que nos permite trabajar, al menos durante algunos momentos, como cajeros sin sueldo (y, a menudo, pagando comisiones por el privilegio).
En la actualidad cuando se utiliza el teléfono para hacer alguna llamada por un asunto de negocios, en lugar de tratar con un operador humano que establezca la conexión que deseamos, debemos hacerlo con una voz computerizada que nos dicta una serie de instrucciones y que nos obliga a marcar una desconcertante cantidad de números y prefijos ante de conseguir que nos salga la extensión deseada.
Muchos de estos ejemplos de empresas que ponen al consumidor a trabajar pueden parecer triviales, y en muchos casos lo son. Es evidente que no se trata de un trabajo agobiante escribir un código postal en un sobre o buscar un número de teléfono en un listín. Pero, si consideramos la totalidad de estas actividades, podemos advertir que se está creando una tendencia de amplio alcance. El moderno consumidor está perdiendo una cantidad cada vez más significativa y mayor de tiempo y energía realizando trabajos no pagados para un buen número de empresas."
La tienda de comestibles de otros tiempos, en las que el dependiente entregaba los artículos, ha sido sustituida por el supermercado, en el que el cliente puede dedicar varias horas a la semana a “trabajar” como dependiente de una tienda de ultramarinos buscando artículos deseados (y no deseados), dando interminables paseos por pasillos no menos interminables. Después de haber obtenido los productos, el propio cliente pesa a continuación los alimentos en las básculas correspondientes y, en algunos casos, incluso los empaqueta. Todo este proceso es absolutamente eficiente desde el punto vista del supermercado, pero a todas luces ineficaz desde la perspectiva del cliente.
Prácticamente han quedado eliminados los empleados de las gasolineras que llenaban los depósitos de los automóviles, comprobaban el aceite y limpiaban las ventanillas; ahora hacemos unos minutos a la semana de dependientes sin sueldo. Además, en lugar de tener un empleado dedicado a cobrarnos, debemos entrar en la gasolinera, o ir hasta una cabina, para pagar el combustible que hemos puesto. Incluso, en numerosas estaciones de servicio tenemos que pagar antes, regresar para llenar nuestro depósito y, si no hemos puesto tanta gasolina como creíamos necesitar, tenemos que volver a la oficina para conseguir el cambio. En el último “avance” de este sector los clientes introducen la tarjeta de crédito y llenan su depósito; la factura automáticamente se carga en cuenta por la cantidad correcta (o eso se espera), y, todo ello, sin haber tenido contacto alguno con ningún empleado de la estación de servicio.
Las entidades bancarias han sido las pioneras en introducir la última novedad con la llegada del cajero automático, que nos permite trabajar, al menos durante algunos momentos, como cajeros sin sueldo (y, a menudo, pagando comisiones por el privilegio).
En la actualidad cuando se utiliza el teléfono para hacer alguna llamada por un asunto de negocios, en lugar de tratar con un operador humano que establezca la conexión que deseamos, debemos hacerlo con una voz computerizada que nos dicta una serie de instrucciones y que nos obliga a marcar una desconcertante cantidad de números y prefijos ante de conseguir que nos salga la extensión deseada.
Muchos de estos ejemplos de empresas que ponen al consumidor a trabajar pueden parecer triviales, y en muchos casos lo son. Es evidente que no se trata de un trabajo agobiante escribir un código postal en un sobre o buscar un número de teléfono en un listín. Pero, si consideramos la totalidad de estas actividades, podemos advertir que se está creando una tendencia de amplio alcance. El moderno consumidor está perdiendo una cantidad cada vez más significativa y mayor de tiempo y energía realizando trabajos no pagados para un buen número de empresas."
Extracto de La McDonalización de la Sociedad (1996), George Ritzer. Ed. Ariel
viernes, 8 de octubre de 2010
UN SONDEO EN GOOGLE
Ahora que se habla de "postzapaterismo". Para ver cómo se vende.
"zapaterismo", 21.000 resultados
"postzapaterismo", 47.700 resultados
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sábado, 2 de octubre de 2010
ÍTACA. KAVAFIS
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
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