domingo, 31 de agosto de 2008

LOS GÉNEROS DEL DOLOR Y EL ABANDONO: 02, VEN Y TOMA DE MIS LABIOS

Podríamos adentrarnos en consideraciones históricas, políticas, culturales… Pero lo cierto es que en los anales de la copla la figura femenina es primordial. Desde las primeras tonadilleras, término que no soporta la masculinización (¿tonadillero?), hasta los deteriorados tiempos más recientes, han sido el personaje y la voz femenina quienes han conducido la copla bandeando cuplés y pasodobles. La Tirana, La Goya, La Bella Chelito, La Fornarina, La Bella Otero, Concha Piquer, Imperio Argentina, nombres de mujer que jalonan su reputación. Excepciones las hay: Miguel de Molina, Antonio Molina, Pepe Blanco, Angelillo, Juanito Valderrama (¿tonadilleros?), cuyos repertorios estaban tasados ante la abundante composición para mujeres. Así, Tatuaje sólo puede ser cantado por una voz femenina –mujer, sea o no sea hembra-. Ojos Verdes precisa de transformaciones sobre el original para que sea el caballista quien canta, para cambiar al fin y al cabo el género de los ojos.
Sin embargo también son las cantantes quienes tomarán coplas previstas para hombres. Los compositores, (masculinos por supuesto), toman la voz de la mujer para la expresión y ensalzan así la figura femenina, otorgándole papeles que ningún personaje masculino podría asumir. Sólo la apariencia femenina se llama Dolores para pedir que no te llames Francisco y te llames Antonio. Exactamente, como su primer novio.
Como en el tango, aparecen coplas ajenas a la opción de géneros, coplas sin sello que pueden ser asumidas por cualquier voz sin llevar a confusiones o fraude en la letra. Pero al contrario que en aquél, que deja a la mujer el papel de personaje sin voz, algunas coplas sólo servirán para el personaje masculino. La Bien Pagá no admite reconversión. Es en este apartado donde la figura de Miguel de Molina, asumiendo el papel masculino de la copla, dota a ésta de un componente hasta entonces vedado y nacido en el cabaré. La presencia del hombre en el escenario no sólo baila, sino que se adueña de la voz para cantar su experiencia. La depuración sexual de la copla como desagravio del régimen franquista masculinizará y hallará lugar para excepciones como Antonio Molina. Excepciones en un terreno netamente femenino, donde serán las mujeres de toda condición las que sean vejadas por hombres sin escrúpulos y canten desgraciadas los avatares del amor y el abandono. Enamoradas del hijo de la vecina, escondidas en los armarios del infortunio de las amantes, rodando como moneda falsa, soportando la soltería infame, pidiendo amor, artastrándose por ello picadita de viruela. Sufriendo. Tal y como en el Río de la Plata hacían los hombres.

jueves, 28 de agosto de 2008

VERSIONES DE CAPERUCITA

Cuando Perrault en el año 1697 alumbró Caperucita Roja, muchas otras niñas despistadas habían atravesado bosques peligrosos donde acechan los hombres-lobo. Pero fue aquel año cuando el cuento, popular probablemente desde la Edad Media (1), tomó carta de naturaleza. Por suerte, la versión de Charles Perrault fue revisada por los Hermanos Grimm -quizá obligados por un concienzudo examen del público infantil. Perrault, autor de la Corte Francesa y mentiroso empedernido, escribía cuentos para deleitar a las damas, asegurando que éstos habían sido escritos por su hijo de diez años. En todos sus cuentos se esconde la moraleja, al modo de las fábulas dieciochescas, que el autor destilaba como pequeño poema final.
Todos conocemos la historia de Caperucita, sin embargo, la versión que actualmente mantenemos difiere de la realizada por el autor francés. En éste, casi todo sucede como entendemos desde niños: la abuela regala una caperuza roja a la niña, por la cual es conocida; la niña atraviesa el bosque, donde se encuentra al lobo que indaga cual es su destino (2); la niña se entretiene en el bosque mientras el lobo devora a la abuela. Aquí comienzan las diferencias. El lobo no se disfraza. Motivo que nos confunde cuando Caperucita accede a desnudarse y meterse en la cama con él. Comienzan así las habituales preguntas acerca de los brazos, las piernas, los ojos de la abuela… Y al fin los dientes. El lobo, tras la fatídica consulta devora a la joven. Aquí finaliza Perrault su relato y añade un poema final donde aconseja a las muchachas que no deben acercarse a las personas que no conocen, y así impartía su lección moral.
Perrault desbancó el cuento de hadas convirtiéndolo en un cuento moral. El lobo, como bien apunta Bettelheim (3), es una metáfora simple y llana. Los cuentos de hadas precisan de la participación activa del oyente, que imagina, se identifica y se fascina con el personaje. La Caperucita de Perrault es un personaje insulso, casi imbécil, que confunde a un lobo con su abuela, que se mete en la cama -¿conscientemente?- sin darse cuenta del peligro que se cierne sobre ella. La imagen de niña atractiva, engañada por la astucia del lobo -quien le ofrece la libertad de jugar más que seguir los consejos paternos- es obra de los Hermanos Grimm. Perrault, entre otros detalles deja en el aire muchas preguntas: a la ya apuntada de la tremenda miopía y confusión de la niña que no distingue entre su abuela y el lobo, cabe añadir la ausencia del consejo maternal, así la resolución de la moraleja –“las muchachas no deben acercarse a quien no conocen”, y mucho menos, añadimos, meterse en la cama con él- no es algo que Caperucita contradiga, pues nadie en ningún momento le había puesto al corriente de ello. La Caperucita de Perrault no es engañada ni tiene capacidad de contradecir las obligaciones sociales, sino que es un personaje poco creíble. Además, la pobre anciana es devorada sin saber muy bien porqué. ¿Se debe a la simple y llana hambruna del lobo? Como remate, el cuento de Perrault deja un regusto poco adecuado a la naturaleza del cuento de hadas, por ausencia del final feliz y por el remate sangriento de dos muertos en el vientre del lobo, el cual sale indemne de la operación. Todo lo cual resulta inaceptable para un niño.

Los Hermanos Grimm dieron una nueva dimensión al cuento. Hacia la casa de su abuela hay un camino que Caperucita conoce bien. Su madre le aconseja que no lo abandone. He aquí la presencia de un consejo moral, pero que se desvincula de lo patente, arma de la cual abusa Perrault. En el camino -¿el camino de la infancia a la adolescencia?- Caperucita encuentra al lobo, que ya no es una metáfora, sino una fiera, alguien que hará lo posible para conseguir su objetivo, que no es otro que tomar a la niña. El lobo propicia a Caperucita el placer, le recomienda oler las flores, escuchar los pájaros, entretenerse en la belleza del bosque, en la belleza del mundo exterior, y olvidar así sus preocupaciones y obligaciones. Surge así el conflicto entre el deber y el querer. Éste es uno de los aspectos más universales de Caperucita que le dotan de su calidad de personaje: cae en las tentaciones y confía en las personas a pesar del riesgo que ello implica, pasando a ser -más allá del personaje insulso de Perrault- un personaje tierno e ingenuo. Sólo cuando se agota el placer, y se aburre de recoger flores, Caperucita volverá al camino indicado y adecuado hacia la casa de su abuela. Para entonces el lobo ya ha devorado a la anciana, puesto que si la abuela está presente no podrá comerse a la niña. Si no la ha devorado en el camino es porque quiere previamente “acostarse” con ella. Al fin y al cabo, el color rojo simboliza la excitación sexual, y en el universo infantil –según ciertas tendencias psicoanalíticas- sexo y violencia se entrelazan. Otras interpretaciones pueden dirigirse hacia que subyazca en el cuento un castigo infligido a la niña por juguetear sexualmente mediante su caperuza roja -que además le ha sido regalada por la abuela, quien recibe el mismo castigo- cuando aún no está preparada para ello.
El atractivo del lobo reside en su capacidad de seductor y su astucia, y representa todas las tendencias más profundas y primitivas del hombre. Sin embargo, no podría quedar la imagen del hombre en tal lugar. Aparece así el leñador como un personaje que, según indica él mismo, persigue desde hace tiempo al lobo, a quien llama viejo verde, incidiendo en el mensaje sexual y el carácter de seductor del lobo. El leñador, que posiblemente encubre la imagen paterna, abre definitivamente el vientre del lobo, asunto demasiado sexual para tratarse del padre en sí, y Caperucita y su abuela salen indemnes de éste, aunque habiendo aprendido una lección memorable (4). Pero con el velo misterioso que Perrault no supo, o no quiso, entender.

NOTAS
1. Es interesante apuntar dos datos recogidos por Bettelheim en su
Psicología de los cuentos de hadas, (Crítica, 2006) al respecto. Primero, la relación de Caperucita Roja y el mito de Cronos, en referencia a los niños devorados que luego salen sanos y salvos del vientre, y son colocadas piedras en su lugar. En segundo lugar, la existencia de una historia (Fecundio Ratis) escrita en latín en el año 1023 por Egberto de Lieja, donde aparece una niña rodeada de lobos y que viste ropas de color rojo.
2. Y no la devora allí mismo por miedo a los leñadores presentes.
3. Obra citada, págs 177-178
4. Tras el enfrentamiento con los peligros del mundo, la niña que residía en la protección materna empieza a evaluar los peligros y se convierte en una doncella

miércoles, 27 de agosto de 2008

PEKÍN 08 (2): HISTORIAS OLÍMPICAS

Y otras tres:
Greg Louganis, saltador de trampolín estadounidense
Agnes Keleti, gimnasta húngara
Dorando Pietri, mataoniano italiano

ZEITGEIST

Desde hace unos meses el controvertido documental Zeitgeist está disponible en internet para su descarga o visionado. Zeitgeist ataca las bases del sistema a través de tres documentales diferenciados. El primero analiza el ascenso del cristianismo como una fusión de anteriores cultos y su imposición como ideología dominante; el segundo el mito del miedo exterior y la amenaza terrorista fraguado en el 11 de septiembre; y el tercero el poder de los banqueros internacionales como el único y verdadero poder en el planeta e instigador de los conflictos bélicos. Muy interesante.
Ver el documental
En el siguiente blog se desarrolla una interesante discusión sobre la validez de los argumentos de Zeitgeist. El análisis resulta interesante y enriquecedor. Lamentablemente muchos de los comentarios de sus responsables son excesivamente pedantes, agresivos e insultantes.

sábado, 16 de agosto de 2008

REFLEXIONES SOBRE CEREMONIAS CIVILES

Desde que la Revolución francesa instauró los bautismos civiles hasta la fecha han pasado más de dos siglos. Que esta práctica quiera realizarse en España no debería suponer una reacción airada, pues supone trasplantar una tradición más que implantar una innovación. A principios del siglo pasado en España, y antes, se sucedieron ceremonias laicas que venían a dar reconocimiento a situaciones cuando sus oficiantes no querían participar de un rito religioso. En cuanto al denominado “bautismo civil” hablamos de una práctica antigua que se mantiene en ciudades de Francia y, con ciertas similitudes, en Gran Bretaña. Así como el bautismo católico ha pasado por diversas fases desde el paleocristianismo hasta el día de hoy, así como la liturgia católica se ha modificado progresivamente en un intento de acercarse a los tiempos que corriesen desde hace dos milenios –y se abandonó el latín, las confesiones en grupo, se impuso el celibato-, todo evoluciona.
El hecho de que unos padres deseen celebrar una ceremonia civil y laica como incorporación del hijo a la sociedad no debe rasgar las vestiduras de nadie. No se trata de una ceremonia obligatoria sino de un rito simbólico. El matrimonio civil no es un sucedáneo del matrimonio religioso. Desde hace tiempo en muchos países sólo el matrimonio civil tiene validez y su celebración religiosa es una alternativa celebrada en libertad. Existieron en tiempos pasados matrimonios de carácter puramente arreligioso, reconocidos por la sociedad –que es quien da su aprobación- y en muchos rincones de la tierra la ceremonia que se celebra se aleja de los conceptos religiosos para adentrarse en los terrenos civiles. La negativa o la catalogación como estupidez de los actos realizados por otros y acogidos a la fórmula de lo laico -que le otorga de por sí carta de naturaleza más que suficiente pues el laicismo es un aspecto coherente e incluible en el Estado aconfesional-, porque no se soporten en el ámbito íntimo y privado del hecho religioso mayoritario, denota la falta de respeto a los símbolos que pueden realizar los demás en la libertad que les ha sido reconocida.
No se trata de competencia entre ambas celebraciones cuando algunas ceremonias religiosas siguen dependiendo del visto bueno de la Administración para obtener la validez de sus efectos. Otras ceremonias religiosas no tienen trascendencia civil siquiera. Todo matrimonio, sea realizado por el rito que sea realizado, deberá ser registrado y todo bautizo tiene la simbología que le quiere dar su iglesia, no la que otorga el Registro Civil, que existe por encima de los bautizos cristianos, las ceremonias de iniciación animistas y los “bautismos civiles”. Tómelo a quien le disgusta como la opción de libertad en los funerales que despiden a nuestros muertos o como la simbología inocua que ofrecen las añejas puestas de largo, las celebraciones de licenciatura y las orlas, las bodas de oro, que no tienen validez jurídica alguna como no la tienen de por sí las ceremonias religiosas sin el respaldo del Estado, que es quien reconoce los efectos civiles del matrimonio celebrado según las normas del Derecho canónico, por ejemplo.
La falta de aceptación de la ceremonia realizada por otro es un síntoma más del esfuerzo sobrehumano que debe asumir nuestra sociedad para acoger y respetar ceremonias que se escapan a las tradiciones mayoritarias. Lo mismo da que provengan de otras religiones, otros ritos, o de tradiciones laicistas. Basta con que tales actos, partan de una religión, partan del laicismo –que tiene mucho de religioso en su diseño simbólico y formal-, no dañen a los demás. Y un bautismo civil no hace daño a nadie.

viernes, 15 de agosto de 2008

AU LECTEUR, DE CHARLES BAUDELAIRE

La sottise, l´erreur, le péché, la lésine,
occupent nos esprits et travaillent nos corps,
et nous alimentons nos aimables remords,
comme les mendiants nourrisent leur vermine.

Nos péchés sont têtus, nos repentirs sont lâches:
nous nous faisons payer grassement nos aveux,
et nous rentrons gaiement dans le chemin bourbeux,
croyant par de vils pleurs laver toutes nos taches.

Sur l´oreiller du mal c´est Satan Trigemiste
qui berce longuement notre esprit enchanté.
Et le riche métal de notre volonté
est tout vaporisé par ce savant chimiste.

C´est le Diable qui tient les fils qui nous remuent!
Aux objets répugnants nous trouvons des appas;
chaque jour vers l´Enfer nous descendons d´un pas,
sans horreur, à travers des ténèbres qui puent.

Ainsi qu´un débauché pauvre qui baise et mange
le sein martyrisé d´une antique catin,
nous volons au passage un plaisir clandestin
que nous pressons bien fort comme une vieille orange.

Serre, fourmillant, comme un million d´helminthes,
dans nos cerveaux ribote un peuple de Démons,
et, quand nous respirons, la Mort dans nos poumons
descend, fleuve invisible, avec de sourdes plaintes.

Si le viol, le poison, le poignard, l´incendie,
n´ont pas encor brodé de leurs plaissants dessins
le canevas banal de nos pitieux destins,
c´est que notre âme, hélas! n´est pas assez hardie.

Mais parmi les chacals, les panthéres, les lices,
les singes, les scorpions, les vautours, les serpents,
les monstres glapissants, hurlants, grognants, rampantes,
dans la ménagerie infâme de nos vices.

Il en est un plus laid, plus méchant, plus immonde!
Quoiqu´il ne pousse ni grands gestes ni grands cris,
il ferait volontiers de la terre un débris
et dans un bâillement avalerait le monde;

C´est l´Ennui! –l´oeil chargé d´un pleur involontaire,
il rêve d´échafauds en fumant son houka.
Tu le connais, lecteur, ce monstre délicat,
-Hypocrite lectaur, -mon semblable, -mon frére!


AL LECTOR

La necedad, el yerro, la culpa, la codicia,
ocupan nuestro espíritu, minan nuestro cuerpo,
como los mendigos se alimentan de inmundicia,
nutrimos nuestros complacientes remordimientos.

Terco es el pecado, cobarde la contrición;
y volvemos alegres al camino de fango
tras hacernos pagar con creces la confesión
creyendo lavar nuestras faltas con viles llantos.

En la almohada del mal es Satán Trimegisto
quien mece con tiempo nuestro espíritu embrujado,
y nuestra voluntad, un metal rico,
entre las manos de este alquimista se ha esfumado.

El Diablo es quien maneja los hilos que nos mueven.
A objetos repugnantes les hallamos encantos;
cada día al Infierno nuestros pasos descienden,
sin horror, tinieblas que apestan atravesamos.

Tal y como besa y muerde un pobre libertino
el seno martirizado de una puta vieja,
robamos al pasar un placer clandestino
que exprimimos bien fuerte, como naranja seca.

Denso, hormigueante como un millón de gusanos,
se agolpa en nuestro cerebro un pueblo de demonios.
Y la Muerte a los pulmones, cuando respiramos
desciende, río invisible, con gemidos sordos.

La violación, el veneno, el incendio, el puñal,
si aún no han bordado con sus caprichosos trazos
el cañamazo banal de nuestro triste azar,
es porque nuestra alma no se atreve tanto.

De entre los chacales, panteras, perras de caza,
los escorpiones, serpientes, los buitres, los simios,
monstruos que aúllan, gritan, gruñen, que se arrastran
en la infame casa de fieras de nuestros vicios

hay uno más espantoso, más malvado, inmundo
que sin hacer grandes aspavientos ni gritando
de un bostezo se tragaría el mundo,
y con gusto dejase la tierra hecha pedazos,

el Aburrimiento, con ojos de llanto espontáneo,
y fumando su narguile, sueña con cadalsos.
Tú conoces, lector, a ese monstruo delicado,
Hipócrita lector, mi semejante, mi hermano.




(Les Fleurs du mal, Charles Baudelaire, versión Alfonso Salazar para Consejos a jóvenes escritores, Celeste, 2000)

domingo, 10 de agosto de 2008

EL AÑO DE HOPPER, 4: ABRIL, DOS LUCES (LIGHT AT TWO LIGHTS, 1927)





Ellos no eran por la noche. Por la noche estaba una sustancia casi gaseosa que impregnaba sábanas y colchas de sexo. Luego, a las seis de la mañana, finalizados, se introducía la sustancia en grandes bolsas de plástico con formas humanas y colores chillones. Podían así, de mañana, ser ellos, pasear el bulevar, llegar hasta el faro y comprar el periódico. Ambiguos se acompañaban del extraño ser del sexo por el Paseo, tomadas las manos, pensando cómo de nuevo estar la noche, sustancia en un solo cuerpo, entrelazados piernas y brazos, pecho y espalda, como la sustancia única que eran, como la descarga salvaje, el temblor previo de unos músculos pequeños y tirantes. Luego la noche en su sustancia, la disolución de azúcares de una misma rama que surgía de sangre hecha en común. Así, abrazados, como transcurriese la infancia, ciudades sin costa, con la tranquilidad de la travesura vista por la madre, subían y bajaban el bulevar como tiras de color, banderas del faro, brazos de mar en todos sus tonos verdes y azules, reflejos del sol y barcas granates. Todo el día. Desde la temprana mañana el periódico en una mano, la mirada confusa del barquero cuando abandonaban la cabaña, el periódico en una mano, y en la otra ellos, uno y uno, sangre y sangre que vigilaban y untaban como mantequilla. Todo el día. Hasta la noche pensando qué nuevo vello descubrir, defecto, detalle, olvidar que fuesen conocidos en la adolescencia, cuando hermanos se miraban los cuerpos estallar. Esperar en qué momento eran todo sustancia y ni siquiera ellos se distinguían de tan conocidas las caricias, las manos que no se hicieron duras, el rostro tan similar, siempre confundidos a primera vista en sus paseos continuos por el paseo, de todo el día mano y mano, pensando pecho y espalda y todas las palabras que despreciaron: daño y amor fraterno. Porque no era el amor fraterno venido en sus sangres, sino amor de sangres que vino de lo fraterno, irremediable y en sus apellidos.

viernes, 1 de agosto de 2008

PREFACIO A "SI ESTO ES UN HOMBRE", DE PRIMO LEVI

Los que vivís seguros
en vuestras casas caldeadas.
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
la comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si esto es un hombre:
quien trabaja en el fango,
quien no conoce la paz,
quien lucha por la mitad de un panecillo,
quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
quien no tiene cabellos ni nombre,
ni fuerzas para recordarlo,
vacía la mirada y frío el regazo
como una rana en invierno.
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
al estar en casa, al ir por la calle,
al acostaros, al levantaros:
repetídselas a vuestros hijos.
No olvidéis que esto ha sucedido

PEKÍN 08: HISTORIAS OLÍMPICAS

Ahora que vienen las Olimpiadas, tres buenas historias:
Andreas Krieger, lanzadora de peso de la RDA
Teófilo Stevenson, tricampeón olímpico cubano, boxeador de pesos pesados
Vera Cáslavská, gimnasta checoslovaca