domingo, 18 de mayo de 2014

Algunas greguerías, de Ramón Gómez de la Serna

Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.

El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.

El sueño es un depósito de objetos extraviados.

Los recuerdos encogen como las camisetas.

La prisa es lo que nos lleva a la muerte.

En cada día amanece todo el tiempo.

El más sorprendido por la herencia es el que tiene que dejarla.

Es sorprendente cómo se mete la fiebre en el tiralíneas del termómetro.

La medicina ofrece curar dentro de cien años a los que se están muriendo ahora mismo.

En lo que más avanza la civilización es en la perfección de los envases.

El ventilador debía dar aire caliente en invierno.

Un país donde los que juegan al toro siempre encuentran quien haga de toro es un país paradójico progresivo.

La historia es un pretexto para seguir equivocando a la humanidad.

En las grandes solemnidades llenas de personajes uniformados parece que hay algunos repetidos.

No importa que nuestro vaso sea pequeño, pues lo importante es que la botella esté llena.

La gasolina es el incienso de la civilización.

Durante la noche, el gobierno está en crisis total.

Donde el tiempo está más unido al polvo es en las bibliotecas.


No se deben dejar las tijeras abiertas porque así podrán cortar el hilo del destino.

jueves, 1 de mayo de 2014

BIENVENIDA A UNA WEB

El pasado 29 de abril, se cumplieron 29 años del nacimiento del poeta Javier Egea (1952-1999). Esa fue la fecha elegida para abrir al público la web www.javieregea.com, con la que se pretende crear un punto de encuentro para los seguidores del poeta y un espacio para la difusión de su obra. Han pasado casi quince años de su fallecimiento, así que es una buena noticia que, al fin, tenga el lugar que se merece en la web.







LEER El capital

Hipócrita lector, hermano, camarada,
hoy me atrevo a contar tus años y los míos:
mira tanta ceniza
como una herencia gris entre las manos,
mira sangre o asombro tu corazón y el mío tiritando
sobre el extraño hedor de las palabras muertas.

Aventada la vida –sus pavesas–,
es urgente romper hacia otro norte
aun llevando en los pasos
la certeza diaria de la muerte.

Hoy es preciso un alto en la derrota.

¿Acaso en tu costado no latía,
no era la misma cicatriz en todos?
¿Por qué la soledad, cómo la muerte,
sino muérdago en flor de tanto expolio?

Hoy parece imposible aquella historia,
imposible y brutal tanto mar a lo lejos,
rosetta de los muros descifrados,
los raíles brillantes bajo el puente y miguel,
la ciudad adentrada en el estrago
y yo desnudo aquí y en público sangrando
como si nunca nada me hubiera sucedido.


Hoy sólo sé que existo y amanece.

Javier Egea (Coda, en Troppo Mare)