ya desarmado,
porque el mito de nada os vale,
una vez muerto,
cuando vuelvo a cruzar tu cuerpo,
y silenciosamente han llegado,
los carniceros.
Asumido el papel de escriba de mi tiempo
y contemporáneo de tu época y el desengaño,
por las paredes escribo aquella historia
de la poesía,
léeme amor, y desfallece.
(1991)
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