Carolyne Larrington
Traducción de Aurora Ballesteros
Desperta Ferro
2017
Canción de Hielo y Fuego, de George RR Martin, convertida en Juego de Tronos por manos de la HBO y los showrunners David Benioff y D.B. Weiss se ha convertido en uno de los grandes fenómenos narrativos y de entretenimiento de los últimos años. Las sagas de héroes tienen mucha y buena acogida desde hace siglos, sean más o menos realistas, sean menos o más ficticias. Martin, el creador loco de la saga, aunque parece un tipo en las antípodas de JRR Tolkien, bebe de fuentes parecidas. El libro “Winter is coming: El mundo medieval en Juego de Tronos” de Carolyne Larrington y editado por Desperta Ferro viene a rebuscar las inspiraciones históricas y culturales de Canción de Hielo y Fuego para entroncar con las tradiciones, los cantares y leyendas, los usos de la guerra, la organización social, la adaptación climática, el carácter que la historia nos ha transmitido de cada una de las culturas que en la Europa medieval (sobre todo) fueron y de la visión que de Oriente tuvieron aquellos habitantes europeos.
El libro se organiza en un viaje que comienza en el Norte de Poniente recorre el resto de continente y atraviesa el mar Angosto camino de Essos, hasta el Mar Dothraki y más allá. Para los que no conozcan la serie, ni la serie de libros, este artículo puede convertirse en un exótico galimatías. Ruego me disculpen. La formación medievalista de la autora alumbra cada paso. Las referencias son claras y diáfanas. En esa inevitable comparación con Tolkien, el otro gran hacedor de mundos de la literatura anglosajona, Martin adolece de la tan intensa invención de universos del sudafricano, pero como buen divulgador, enriquece su ficción con elementos tomados de toda cultura, bien batidos y mejor presentados, con todas las virtudes del contador de historias, inspirado y preparado para mantener la tensión.
El libro está bien documentado, con abundante bibliografía, índice analítico y dos tipos de ilustraciones: las históricas (reproducciones de grabados, pinturas, esculturas, joyas…) y en otro grupo reconocible las ilustraciones aportadas por la propia editorial y extraídas de su revista de cabecera, en un tono de cómic antiguo, que evocan escenas medievales europeas y la cartografía y dibujos de los personajes de Canción de Hielo y Fuego que se inspiran en los personajes televisivos. Está claro que el libro no es un producto oficial. Ni falta que le hace.
Las leyendas que sustentan a los Caminantes blancos, los guerreros eunucos que recuerdan a los Inmaculados, las hermandades guerreras, las religiones precristianas y los viejos dioses, el cristianismo y la fe de los siete, el camino hacia Extremo oriente como el camino hacia las Montañas Rojas, Pentos como Venecia, el Muro de Adriano y el Muro de Brandon el Constructor, los cuervos de Odín, la psoriagris y la lepra, la guerra de las dos rosas, Lannister/Lancaster, Stark/York, etcétera, etcétera. La autora encuentra paralelismos en el mínimo detalle, por un lado acotando las venas inspiradoras de Martin, por otro lado glosando la habilidad, el vasto conocimiento y el esfuerzo y tesón del autor.
Juego de Tronos, que enfrentará su última temporada –televisiva- previsiblemente el año que viene, es también un mundo en expansión, como lo es la franquicia de Star Wars (fuera del paritorio en el mundo literario) y lo siguen siendo El Señor de los Anillos y la saga de Harry Potter. Todas estas sagas pisan con mayor o menor fortuna todos los mundos conocidos del capital y el consumo. Grandes productos del entretenimiento de entre milenios, se han adherido al acervo común, se han incrustado en las referencias culturales, se hacen inseparables del recuerdo, la pasión, la emoción y el descubrimiento de la antiquísima pasión humana de imaginar mundos, imaginar historias. Pero no sufran (suframos) los adictos, porque aunque llegue una última temporada le falta la extensión en videojuegos, los spin off, productos basados en el Mundo Conocido en épocas alternativas, secuelas y precuelas y, sobre todo, los últimos libros de George RR Martin, que ni los dioses antiguos y nuevos saben por dónde saldrán. Claro está que el invierno se le ha echado encima.
Alfonso Salazar
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