Después de nueve meses, como en un parto de laboriosa preñez, el FC Barcelona se encuentra a 4 partidos de conseguir un histórico balance. Nervios de última hora en algún partido, apabullantes repasos -en casa del mayor rival, en campos variados-, constancia en un modelo de fútbol, persistencia, convencimiento de una justicia en el fútbol que casi nunca triunfa. Bastan cuatro partidos. Los rivales: Villarreal, Athletic, Mallorca y Manchester United. Cuatro ciudades: Barcelona, Valencia, Palma y Roma. El periplo evoca un crucero mediterráneo o las plazas regulares del imperio de la Corona Catalano-Aragonesa, curiosamente. Tiempos aquellos de dominio en el Mediterráneo, pues como diría Serrat:
Dueños del camino del mar, no había pez que se atreviese a transitarlo sin llevar las cuatro barras en el lomo.
Posiblemente soplen buenos vientos. El que trae ese fútbol hermoso y exacto de Iniesta, Xavi, Messi… Sin la rudeza de los almogávares, con la lírica de Cerverí de Girona o Joan Roís de Corella.
Dueños del camino del mar, no había pez que se atreviese a transitarlo sin llevar las cuatro barras en el lomo.
Posiblemente soplen buenos vientos. El que trae ese fútbol hermoso y exacto de Iniesta, Xavi, Messi… Sin la rudeza de los almogávares, con la lírica de Cerverí de Girona o Joan Roís de Corella.
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