miércoles, 11 de junio de 2008

UN FRANCO, 14 PESETAS

La semana pasada tuve la suerte de echar un rato de charla en una taberna con Carlos Iglesias. Participamos juntos en una mesa redonda sobre E(I)nmigración y tuvimos el gusto de ver su película: Un franco, catorce pesetas. Carlos Iglesias, que tantos identifican únicamente con aquel Benito de Manos a la obra, “el introductor del gotelé en este país”, tiene poco que ver con aquel personaje: la simpatía e inevitablemente la voz. Se redimió de aquel papel que le dio la fama y la manduca con un estupendo Sancho Panza en El Quijote de Gutiérrez Aragón. Es un hombre sencillo, humilde y con el cine muy claro. Su película es una tragicomedia en la mejor tradición europea: destila neorrealismo italiano, contundencia española y se ve con avidez. Habla de cosas importantes con tremenda sencillez. Promete una nueva obra con los niños de la guerra, aquellos que se fueron a Rusia, como tema. Será un placer.

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